miércoles, 25 de diciembre de 2013

La resurrección de los trenes en la Ciudad de México

El 7 de mayo de 2008 fue inaugurado el Tren Suburbano "Buenavista - Cuautitlán". Un sistema de trenes eléctricos que ofrece servicio a miles y miles de pasajeros diariamente que viajan de los límites al norte de la Ciudad de México hacia sus centros de trabajo en la zona central de la ciudad. Increíblemente un trayecto de 27 kilómetros de distancia desde la estación Cuautitlán a la estación Buenavista se realiza en alrededor de 25 a 30 minutos. El mismo trayecto en automóvil particular llega a tomar de dos a tres horas debido a la gran afluencia vehicular en todas partes de la ciudad por lo cual el viaje en tren representa una buena opción para el transporte de pasajeros. Las principales desventajas en transportarse en este sistema es que los pasajeros deberán tomar además otros tipos de transporte para arribar a sus centros de trabajo.  Por lo cual, la ventaja en tiempo ofrecida por el tren suburbano es perdida al tener que tomar otras formas de transporte como son el metro, los microbuses, el metrobús, etc.

A pesar de ello, siendo una buena opción para viajar grandes distancias dentro de la ciudad,  es deseable que los gobiernos, tanto locales como federal, sigan en este esfuerzo continuo por ampliar las lineas de trenes para cubrir la extensa demanda de transporte de pasajeros y en parte aliviar el gran daño ecológico que se hace al ambiente con el uso de manera desmedida de los automóviles particulares de motores de combustible a gasolina. Ya se ha oído hablar desde hace algunos años de otras rutas que se pueden establecer con este tipo de sistema de transporte, como por ejemplo el tren México - Querétaro, el tren La Paz - Chalco - Amecameca, el tren México - Toluca, ó el tren México - Pachuca. 

Con lo cual, los habitantes de esta ciudad y los estados vecinos veremos el renacimiento de los trenes de pasajeros, por supuesto, con la utilización de tecnología moderna, mayor velocidad y mayor comodidad en comparación con las antiguas líneas de trenes que circularon en los siglos XIX y XX en las diversas rutas que existieron en nuestro país y que convergían en la capital mexicana. 

Es de resaltar que otros países en los diversos continentes han seguido dando impulso a este tipo de transporte a lo largo de las décadas. Con lo cual se ha seguido desarrollando la tecnología al respecto. Asimismo, debemos resaltar que en desafortunada decisión de los gobiernos de México, se dejó de apoyar este tipo de transporte en los lustros pasados hasta llegar a su casi extinción en nuestro país. 

Quienes hemos utilizado este tipo de transporte podemos decir que cubre las expectativas en cuestión de distancia y tiempo de traslado. 

Yo espero muy pronto, en un futuro no muy lejano, poder comprar un pasaje para realizar mi viaje a Querétaro en tren y visitar el Cerro de las Campanas, al lugar en donde heroicamente sucumbió Maximiliano,  ó en desesperada excursión en vías férreas llegar una mañana a la salida del sol hasta el poblado de Amecameca  y tomar atole y comer tamales en Paso de Cortés en las faldas del Dios Popocatépetl....

Celestino González Hernández desde Tepotzotlán, Estado de México


lunes, 23 de diciembre de 2013

Ciudad de México - Crecimiento acelerado

La expansión de la Ciudad de México ha dado pasos agigantados en las últimas décadas.

Por ejemplo, hace cincuentas años, en los años sesentas del siglo pasado, las zonas de Xochimilco, Tlahuac, Chalco, etc, no tenían todavía la afluencia tan marcada de inmigrantes provenientes de otros estados de la República. Es en los años setentas que estas zonas comenzaron a experimentar un afluente cada vez mayor de personas en busca de lugares para asentarse.

En aquellos días muchas áreas de estas zonas eran principalmente agrícolas, la mayor parte de terrenos estaban destinados a la siembra de diversos productos (maíz, frijol, amaranto, alfalfa, flor, lechuga, etc., etc.) , así mismo, eran utilizados para el pastoreo de ganado de muy diversas especies.

Con el afluente explosivo de personas provenientes de otros estados del país, se dio la venta a granel de terrenos que eran tradicionalmente agrícolas que fueron fraccionados y puestos en venta para la vivienda de personas, sin planeación urbana alguna. Grandes zonas de terrenos ejidales y terrenos propiedad de particulares fueron divididos para ser ofrecidos al demandante mercado. Y es así que aparecieron nuevos asentamientos que iban creciendo sobre áreas verdes y agrícolas de forma rápida e irreversible. De esta manera, por ejemplo, las laderas de la Sierra del Cerro Teuhtli en en los límites de las delegaciones Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, en la zona sur de la Ciudad de México experimentaron la expansión de la mancha urbana que se extendía de forma espectacularmente acelerada.

Por lo tanto, los gobiernos locales se vieron rebasados en el ofrecimiento de servicios públicos para la cada vez mayor población demandante.

Todo esto ha sido parte de la evolución y crecimiento constante de la Ciudad de México a lo largo de los años, y aún siglos. Por ejemplo, las actuales zonas de Chalco, Tlahuac y Xochimilco eran parte de un grandioso lago que abarcaba los cuatro puntos cardinales de la Cuenca del Valle de México. Con la desecación de los lagos del Valle la transformación tomó el rumbo más dramático porque se afectó todo el ecosistema natural generado a través de miles y miles de años.

El día de hoy, tenemos una ciudad grandiosa, que conserva aún vestigios de su antiguo pasado lacustre pero que imperiosamente avanza a pasos agigantados, sin marcha atrás, en sus transformaciones cotidianas y graduales.

¿Qué esperamos ver en esta Ciudad en los próximos treinta, cuarenta ó cincuenta años?
¿Alcanzaremos a verlo?

Celestino González Hernández desde un ramal de población al norte de la Ciudad de México