Muchas de las veces estos migrantes con muy pocos medios se aventuran en este país.
Solamente un par de piernas, alguna mochila al hombro y muchas, muchas ganas y sobre todo muchisima fe.
Avanzan día a día sobre un camino a leguas peligroso de sur a norte en todo el trayecto.
Expuestos al frío, a la lluvia, al viento, al calor, a las enfermedades, al hambre, a la desnutrición, a la sed, al descobijo y a la desesperanza.
Lejos de sus familias, dejan atrás sus tierras de origen y a sus seres queridos.
Dejan atrás su pasado que se queda como un niño huérfano abandonado en las calles de sus pueblos o en los campos de sus tierras.
Mientras avanzan la ruta fuerzas oscuras los acechan a lo largo del camino.
Arriesgan sus vidas. Mas siguen adelante.
Al final del camino, la recompensa espera.
Al final del camino, una luz de esperanza.
Los Estados Unidos son la meta.
El país de la abundancia es el objetivo.
Se sabe que allí los empleos por muy difíciles y laboriosos son mucho mejor pagados que en sus propios países.
Muchos lo han dicho.
Muchos lo sostienen.
Muchos lo han vivido y lo pregonan.
Allá se vive mejor.
Se pueden tener mejores cosas. Mejor calidad de vida.
Es esto lo que todos buscan y es por ello que un día deciden abandonarlo todo y emprender el camino hacia este sueño de bienestar y esperanza.
Atrás se quedan la madre o la esposa.
Atrás se quedan los hijos.
Atrás se quedan los abuelos, los tíos, las tías.
Atrás se quedan los hermanos, los vecinos.
Todos los seres queridos se quedan varados en el pasado.
Incluso los muertos se quedan. Aquellos seres que alguna vez se amaron y que hoy ya no existen.
Bajo la tierra se quedan, estáticos. Ya no serán visitados.
Se emprende el camino de la migración hacia la esperanza.
Mas el camino no es fácil.
De los países centroamericanos hacia el norte.
La primera parada: el sur de México.
Y aquí, en México, a su paso, se deben sortear muchos peligros.
La vida pende de un hilo.
Aunque México es un país hermano los migrantes no están exentos de amenazas.
Se enfrentan al crimen, a la extorsión y a la violación de sus derechos humanos.
Mas la esperanza continúa.
El alcanzar el sueño los motiva.
Ya sea a pie o en tren, siguen el camino.
Y a lo largo de todo el territorio nacional se les puede ver.
Son los migrantes.
Y a su vez, muchos mexicanos también son migrantes.
Los más pobres. De los más diversos lugares.
También son migrantes.
Hacia el norte está la luz y la esperanza.
De una vida mejor.
Hacia ya van todos.
En una oleada humana.
Un mar de esperanza....